Tengo miedo y él me dice: sé valiente!
Tengo dudas y él me dice: confía!
Me he asustado y él me dice: permanece tranquilo!
Quiero estar sólo y él me dice: ven y sígueme!
Hago proyectos y él me dice: abandónalos!
Procuro tener propiedades y él me dice: déjalas!
Quiero seguridad y él me dice: no te la prometo!
Quiero vivir y él me dice: entrega la vida!
Creo que soy bueno y él me dice: no alcanza!
Quiero jugar a ser el que manda y él me dice: intenta servir!
Quiero dar órdenes y él me dice: Obedece!
Quiero entender y él me dice: Cree!
Busco claridad y él habla en parábolas
Quiero la poesía y él habla muy en concreto
Quiero mi tranquilidad y él quiere que permanezca inquieto
Quiero el poder y él me habla de paz
Tomo la espada y él me dice: enváinala!
Quisiera venganza y él me dice: pon la otra mejilla!
Hablo de paz y él me dice que vino a traer la espada
Quiero poner en orden las cosas y él me dice que vino a traer fuego a la tierra
Quiero ser más grande y él me dice que sea como un niño
Me quiero esconder y él me dice: muestra tu luz, visible, en el candelero
Quiero el primer lugar y él me dice que tome el último
Quiero ser visto y él me dice que rece en lo oculto
No! No entiendo a Jesús!
Me provoca.
Como muchos de sus discípulos también tendría ganas de buscarme otro Mesías
Que fuera más claro y exigiera menos.
Pero me va como a Pedro: No conozco a ninguno que, como Él, tenga palabras de vida eterna.
Y entonces, me quedo con Él.