30.7.12

¡La parábola!

Me enfado y él me dice: perdona!
Tengo miedo y él me dice: sé valiente!
Tengo dudas y él me dice: confía!
Me he asustado y él me dice: permanece tranquilo!
Quiero estar sólo y él me dice: ven y sígueme!
Hago proyectos y él me dice: abandónalos!
Procuro tener propiedades y él me dice: déjalas!
Quiero seguridad y él me dice: no te la prometo!
Quiero vivir y él me dice: entrega la vida!
Creo que soy bueno y él me dice: no alcanza!
Quiero jugar a ser el que manda y él me dice: intenta servir!
Quiero dar órdenes y él me dice: Obedece!
Quiero entender y él me dice: Cree!
Busco claridad y él habla en parábolas
Quiero la poesía y él habla muy en concreto
Quiero mi tranquilidad y él quiere que permanezca inquieto
Quiero el poder y él me habla de paz
Tomo la espada y él me dice: enváinala!
Quisiera venganza y él me dice: pon la otra mejilla!
Hablo de paz y él me dice que vino a traer la espada
Quiero poner en orden las cosas y él me dice que vino a traer fuego a la tierra
Quiero ser más grande y él me dice que sea como un niño
Me quiero esconder y él me dice: muestra tu luz, visible, en el candelero
Quiero el primer lugar y él me dice que tome el último
Quiero ser visto y él me dice que rece en lo oculto
No! No entiendo a Jesús!
Me provoca.
Como muchos de sus discípulos también tendría ganas de buscarme otro Mesías
Que fuera más claro y exigiera menos.
Pero me va como a Pedro: No conozco a ninguno que, como Él, tenga palabras de vida eterna.
Y entonces, me quedo con Él.

27.7.12

"Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador" My 13,18


Semilla del Reino

¿Cómo se arriesgará
a sembrar el campesino
sin ver ya todo el trigal
en el puño apretado
lleno de semillas?

¿Cómo mirar la tierra
con ojos de esperanza
sin ver ya el bosque
en las semillas aladas
de roble llevadas
por el viento?

¿Cómo soñará
la  joven pareja
sin sentir
ya en el embrión
todas las risas
y los juegos
de los hijos?

¿Cómo entregarse
por lo pequeño,
sin ver con ojos nuevos
la Utopía del Reino
en el brote germinal
que apenas rompe
la cáscara del miedo?

Benjamín González Buelta S.J.

24.7.12

Y tú ¿Quien dices que soy yo? Mt 16,13

Esto eres Tú, Dios mío. Tú eres todo en todo. Y en cada cosa, en la cual eres, lo eres todo. Cada cosa que sabemos existe en ti, en ilimitación infinita, no desplaza cualquier otro objeto del imperio de la realidad, sino que le da cabida en su propia anchura sin término. En ti se estructura de tal manera el saber como saber infinito, que esta omnisciencia se convierte en omnipotencia, y la temible inflexibilidad de tu omnipotencia se torna por sí misma en la fuerza irresistible de tu bondad. Y así, todo lo que en la estrechez de mi limitación se angustia, se atropella y lucha, se convierte, en ti, en una infinitud, que es a la vez unidad e infinitud. Cada una de tus propiedades es, desde luego, por sí misma todo tu ser incomensurable. Lleva en su propio seno toda la realidad. Así hay al menos alguien a quien debe uno atenerse sin reservas e infinitamente, sin orden, y a quien se puede amar todo cuanto uno quiere. Y ése eres Tú. En el amor de tu santa  inconmensurabilidad se vuelve soportable nuestra vida de disciplina, de medida y orden. En ti nuestro corazón puede dilatarse en su nostalgia hacia lo infinito, sin perderse. En ti puede uno desperdigar el corazón en cada cosa aislada y no por ello pierde el todo, porque cada cosa en ti lo es todo. Si llegamos a hallarnos por el amor dentro de ti, entonces desaparece, por decirlo así, la estrechez de nuestra finitud, al menos durante la hora de este amor, y otra vez quedaremos apaciguados de la rutinaria limitación de nuestra finitud.

Karl Rahner (Oraciones de vida)

¡Ven y descánsate en Mí!


¡Ven y descánsate y deja que Dios sea Dios!

20.7.12

¡Ven y descánsate en Mí!

Icono del Abad Mena (El buen Amigo)
«Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.»
Mc 6,31

“En nuestra iglesia se encuentra una copia de un icono copto del siglo VII. Muestra a Cristo poniendo su brazo sobre los hombros de un amigo desconocido. Por este gesto, toma sobre sí el peso, las faltas, toda la carga que pesa sobre el otro. No está frente a su amigo, sino que avanza a su lado, le acompaña. Este amigo desconocido es cada uno de nosotros. En el siglo VII sabían ya que Cristo no viene a castigar al ser humano. Desciende hasta lo más bajo de la condición humana. No deja que repose sobre nosotros ni la más mínima parte de lo que nos abruma.”
H Roger de Taizé
 Pasión de una espera

9.7.12

«¡Animo!, hija, tu fe te ha salvado.»

RUPNIK


HERIDA

Hoy el dolor es real
en mi cuerpo y en mi espíritu.
Hoy mi herida quiere invadirme,
llenar mi corazón de cansada pesadumbre,
desgarrarme como una multitud a la estampida,
arrinconar todo mi cuerpo.

Este soy yo: un herido.
Acojo toda mi historia de lucha.
Amo a todas las personas que me hirieron
y me reposo con toda mi ambigüedad
que fue tejiendo sus trampas en mi profundo secreto.

Soy amado por ti, Dios de la vida.
Y quieres que viva en mí
todo lo que tú has sembrado.

Con este día que amanece
quiero girar mis ojos
hacia el sol que me levanta
despertando los colores
y rumor de pasos en todos los senderos.
Que la paz del alba
recorra como agua viva
los laberintos de mi secreto.

Ahora, no mañana, ahora te dejo amanecer y recrearme.
No importa el dolor que nos quede.
Quiero unirme a ti en la búsqueda de la vida,
arriesgarme contigo en la apuesta del camino,
permanecer junto a ti en la paciencia, sumergido.

Más allá de lo que logre descifrar mi secreto,
todo mi misterio está dentro del nido de tus manos,
como una paloma confiada y asustada al mismo tiempo,
a la hora precisa de ser lanzada al aire
para que cree el vuelo, juegue y viva.

Empieza a volar el día.
Aroma de café temprano,
llanto de niños,
saludos breves y estrenados.
Con toda la creación,
amanecen a mis primeros pasos.

Benjamín González Buelta

3.7.12

La mirada en FI


Caravaggio


LA MIRADA DEL MAR

“… mirar cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos dando ser, en las plantas
vegetando, en los animales sensando, en los hombres dando entender” (235)

Caminé al lado
del mar y su oleaje
con roncos desgarrones
contra los corales afilados.
Fantasías adentradas
hasta mi centro,
me llevaban con prisa,
cerrados los sentidos,
sin contemplar la alegría
del cosmos con su palabra
de color y movimiento.
Pero al regreso,
encontré el mar
dentro de mí.
El me había mirado,
e impregnó de paz azul
mi íntimo reposo.
Y las palmas,
también jugaban
por mis rincones
con su danza verde
de brillos astillados
en los filos de las hojas.
Y la brisa con unguento
de yodo y sal108
en la punta de los dedos,
andaba en silencio
acariciando cicatrices.
Y el cosmos entero
buscaba recrearme
hasta la médula del hueso.
¡Y yo sin notarlo,
discreto Dios
de los humildes
sacramentos!


SALMOS PARA “SENTIR Y GUSTAR INTERNAMENTE”
Una ayuda para la experiencia de los Ejercicios Espirituales
Benjamín González Buelta S.J.