14.11.11

¡La mirada de Jesús!


El icono de Zaqueo.
Lee despacio la escena sintiéndote dentro de ella: también tú acaparas muchas «riquezas injustas»: lo que sabes, puedes, tienes...; también tú quieres saber quién es Jesús; también tú eres «pequeño de estatura» para poder verle, y muchos tipos de «multitudes» te lo están impidiendo; también tú estás tratando de poner algún medio para verle. «Jesús, llegando a aquel sitio, alzó la vista...» Antes de que os dijera a Zaqueo y a ti : «Baja pronto, que quiero hospedarme en tu casa», su mirada os ha hablado de acogida incondicional, de su deseo de encontrarse con él y contigo, de la alegría que le da su presencia y la tuya, de las expectativas de amistad que tiene sobre él y sobre ti. En su mirada no hay, en ese primer momento, ni exigencia, ni corrección, ni siquiera llamada a la conversión; tan sólo hay una oferta de perdón gratuito y una llamada a entrar en otro nivel de relación. Deja que fluyan en ti el agradecimiento, la alegría de ser mirado así, de recibir esa llamada a una mayor intimidad. Sé consciente de que la transformación de Zaqueo, su conversión a la justicia y la generosidad nacieron de ahí. Ponte delante de Jesús con «todos tus bienes» y dile qué quieres hacer con ellos. Escucha como pronunciadas para ti las palabras de Jesús:
«El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar
lo que estaba perdido...»

Dolores Aleixandre "Compañeros en el camino"