30.11.11

¡DESPIERTA!

GUDIOL
«Yo dormía, pero mi corazón velaba.
¡La voz de mi amado que llama:
'Ábreme, hermana mía, amiga mía,
paloma mía, mi perfecta,
que mi cabeza está cubierta de rocío,
y mi cabello del relente de la noche'!
'Me he quitado mi túnica,
¿cómo ponérmela de nuevo?
He lavado mis pies,
¿cómo volver a mancharlos?'
Mi amado metió la mano
por la hendidura,
y por él se estremecieron mis entrañas.
Me levanté para abrir a mi amado,
y mis manos destilaron mirra,
mirra fluida mis dedos,
en el pestillo de la cerradura.
Abrí a mi amado,
pero mi amado se había ido de largo.
El alma se me salió a su huida...»
(Cant 5,2-6)