Van Gogh (La Iglesia de Auvers) |
ANGOSTA ES LA CASA
Angosta morada es mi alma;
ensánchamela para que puedas venir a ella.
Está en ruinas: repárala.
Sé bien y lo confieso,
que tiene cosas que ofenden tus ojos.
¿A quién más que a Ti puedo clamar para que me la limpie?
<<Límpiame, Señor, de mis pecados ocultos
y líbrame de las culpas ajenas.
Creo, y por eso hablo>>.
Tú, Señor, lo sabes bien.
Ya te he confesado mis culpas, Señor,
y Tú me las perdonaste (Sal 18, 13 – 14).
No voy a entrar en pleito contigo, que eres la Verdad;
no quiero engañarme, para que
<<mi iniquidad no se mienta a sí misma>> (Sal 26, 12).
No entraré, pues, en contienda contigo,
pues <<si te pones a observar nuestros pecados,
¿quién podrá resistir?>> (Sal 129, 3).
San Agustín
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