Mostrando entradas con la etiqueta San Agustín. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta San Agustín. Mostrar todas las entradas

6.5.12

¡Amado de mi Padre! Jn 14,21


RUPNIK
JESÚS ES DULZURA Y AMOR

¡Oh Salvador mío, fuente inagotable de dulzura y de bondad!
No piense yo más que en Vos.
Cuando al mismo tiempo que a Vos se ama cualquiera otra cosa,
ya no se os ama, ¡oh Dios mío!, con verdadero amor.
¡Oh amor lleno de dulzura, dulzura llena de amor,
amor exento de penas y seguido de infinidad de placeres;
amor tan puro y tan sincero que subsiste en todos los siglos;
amor cuyo ardor no hay cosa que pueda apagar ni entibiar!
¡Jesús, mi adorable Salvador,
cuyas bondades, cuyas dulzuras son incomparables,
caridad tan perfecta como que sois nada menos que mi Dios!
Véame yo abrasado en vuestras divinas llamas,
de suerte que no sienta ya más que aquellos torrentes de dulzuras,
de placeres, de delicias y de alegría,
pero de una alegría enteramente justa,
enteramente casta, pura, santa
y seguida de aquella perfecta paz que solamente en Vos se encuentra.
Sea yo abrasado en las llamas de aquel amor,
¡oh Dios mío!, con todo el afecto de mi corazón y de mi alma.
No quiero, bien mío, no quiero en lo sucesivo más amor que el vuestro.

San Agustín

18.2.12

"No había sitio en casa" Cf Mc 2,2

Van Gogh (La Iglesia de Auvers)
ANGOSTA ES LA CASA

Angosta morada es mi alma;
ensánchamela para que puedas venir a ella.
Está en ruinas: repárala.
Sé bien y lo confieso,
que tiene cosas que ofenden tus ojos.
¿A quién más que a Ti puedo clamar para que me la limpie?
<<Límpiame, Señor, de mis pecados ocultos
y líbrame de las culpas ajenas.
Creo, y por eso hablo>>.
Tú, Señor, lo sabes bien.
Ya te he confesado mis culpas, Señor,
y Tú me las perdonaste (Sal 18, 13 – 14).
No voy a entrar en pleito contigo, que eres la Verdad;
no quiero  engañarme, para que
<<mi iniquidad no se mienta a sí misma>> (Sal 26, 12).
No entraré, pues, en contienda contigo,
pues <<si te pones a observar nuestros pecados,
¿quién podrá resistir?>> (Sal 129, 3).

San Agustín

16.2.12

¡La paradoja cristiana!: Negarse a sí mismo para Ser, perder para ganar...

GUDIOL
AY DE MÍ

Cuando yo me adhiriere a Ti con todo mi ser,
ya no habrá más dolor ni trabajo para mí,
y mi vida será viva, llena toda de Ti.
Mas ahora, como al que Tú llenas lo elevas,
me soy carga a mí mismo,
porque no estoy lleno de Ti.

Contienden mis alegrías, dignas de ser lloradas,
con mis tristezas, dignas de alegría,
y no sé de qué parte está la victoria.
Contienden mis tristezas malas con mis gozos buenos,
y no sé de qué parte está la victoria.
¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí!
¡Ay de mí!

San Agustín

8.2.12

Yo Soy tu salud: «Effatá»

RUPNIK


YO SOY TU SALUD

Dime pues, Señor, por tu misericordia,
quién eres Tú para mí.
Dile a mi alma: <<Yo soy tu Salud>> (Sal 34, 3).
Y dímelo en forma que te oiga;
ábreme los oídos del corazón,
y dime: <<Yo soy tu Salud>>.
Y corra yo detrás de esa voz,
hasta alcanzarte.
No escondas de mí tu rostro,
y muera yo, si es preciso,
para no morir, y contemplarlo.

San Agustín

1.2.12

LA PRESENTACIÓN

Koder


NOS HAS CREADO PARA TI

Señor,
Tú eres infinitamente grande,
y no hay ninguna alabanza
que pueda hacerte justicia.

Sin embargo,
yo, un hombre,
yo, esta pequeñez que Tú has creado,
me atrevo a cantar tu alabanza.

Y eres Tú, Dios mío,
quien me inspira este deseo.
Eres Tú quien me proporciona
una misteriosa alegría,
cuando proclamo tus maravillas.

Nos has creado para Ti
y nuestro corazón
no descansará en paz
mientras no repose en Ti.

San Agustín

14.1.12

«¿Qué buscáis?» Jn 1,38

RUPNIK
SEÑOR, LLÁMAME, PARA QUE SÓLO TE BUSQUE A TI

Señor Jesús, que me conozca a mí
y que te conozca a Ti,
que no desee otra cosa sino a Ti.
Que me odie a mí y te ame a Ti
y que todo lo haga siempre por Ti.
Que me humille y que te exalte a Ti.
Que no piense nada más que en Ti.
Que me mortifique, para vivir en Ti
y que acepte todo como venido de Ti.
Que renuncie a lo mío y te siga sólo a Ti.
Que siempre escoja seguirte a Ti.
Que huya de mí y me refugie en Ti
y que merezca ser protegido por Ti.
Que me tema a mí y tema ofenderte a Ti.
Que sea contado entre los elegidos por Ti.
Que desconfíe de mí
y ponga toda mi confianza en Ti
y que obedezca a otros por amor a Ti.
Que a nada dé importancia sino tan sólo a Ti.
Que quiera ser pobre por amor a Ti.
Mírame, para que sólo te ame a Ti.
Llámame, para que sólo te busque a Ti
y concédeme la gracia
de gozar para siempre de Ti.
Amén”.
San Agustín