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24.7.12
21.6.12
Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón Mt 6,21
La sólita oración preparatoria: La oración preparatoria es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad.
En orden al Amor, ¡Amado dame la gracia!,
Y en Tu corazón mi corazón habite,
Oh Tesoro ÚNICO, que al mirarle,
Tu Luz en mi luz te alabe.
EE 2009
20.6.12
ORAR
RUPNIK |
Primero, yo hablo, Tú escuchas;
luego, Tú hablas, yo escucho;
más allá, no hablamos ninguno de los dos, los dos escuchamos;
al final, ninguno habla, ni escucha:
sólo hay silencio.
Anthony de Mello
La oración de la rana, vol.I. Ed. Claret, Barcelona 1997, p.34.
Etapas en la vida de oración: De la necesidad al deseo; del deseo al silencio
La oración no es un tiempo, ni una actividad, sino un estado de comunión. Toda comunión supone un “yo” y un “tú”. Ahora bien, cuanto más ahondamos en nuestro “yo”, más nos adentramos en el “Tú” de Dios, hasta convertirnos Uno. Podemos distinguir tres estadios en la vida de oración:
En la necesidad, el centro de gravedad es mi yo, mis exigencias, mis maneras limitadas de ver y de interpretar las presencias y ausencias de Dios...
En el deseo, el centro empieza a desplazarse hacia el Tú de Dios, y estoy más atento a lo que se me dice que a lo que yo quiero decir. Para percibir los matices de este desplazamiento, es ilustrativa la distinción que hace Teresa de Jesús entre contentamientos y gustos. “Los contentamientos me parece que son aquellos que adquirimos con nuestra meditación y peticiones a nuestro Señor, y proceden de nuestra naturaleza” (Cuartas Moradas, 1,4). Es decir, se trata de una satisfacción que todavía se refiere a uno mismo. “Empiezan de nuestro propio natural, si bien acaban en Dios” (íbid.). Los “gustos”, en cambio, son don de Dios y no pueden ser provocados: “Todo nuestro interior se dilata y se engranda, y no se puede expresar todo el bien que resulta de ello” (4M 2,6). El yo va despojándose cada vez más de sí mismo para llegar a otra Orilla: el Silencio.
En el silencio, ya no hay “yo” ni “tú”, sino una com-unión que va más allá del mero “nosotros”. No se trata tampoco de una fusión, si por “fusión” entendemos “disolución” de la propia identidad, sino que es la participación en la comunión trinitaria, en la que se da la unión de Personas sin confusión. Como dice Henri Le Saux, “nunca alcanzaremos verdaderamente a Dios con un pensamiento objetival, sino en el fondo mismo de la experiencia purificada de mi propio “yo”, que es participación del único Yo divino. Para que sea plenamente verdadero, el “Tú” de mi oración tiene que fusionarse con el “Tú” que desde siempre el Hijo le dice al Padre, en aquel Yo-Tú indivisible de la Unitrinidad” (Despertar a sí mismo... Despertar a Dios, Ed. Mensajero, Bilbao 1989, pp.97-98.)
Javier Melloni, sj.
Itinerario hacia una vida en Dios. Pág.29
24.5.12
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jn 21,15
Cuando remamos a oscuras
en medio de la noche,
y nuestras redes están vacías,
tú estás presente,
aunque nuestros ojos no sepan reconocerte.
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
De madrugada, cuando la luz vence a las tinieblas,
en el primer día de la semana,
tú estás en la orilla,
y tu palabra ilumina nuestras sombras.
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Señor de la Vida en abundancia,
Señor de las redes llenas:
como Juan,
queremos ser capaces de reconocer tu presencia;
como Pedro,
queremos saltar de la barca para ir a tu encuentro.
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Nos das a comer un pan y unos peces
que has preparado para nosotros,
y en esa comida compartida
aprendemos a entregar sin reservas
lo que gratuitamente hemos recibido de ti.
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Tú reclamas de nosotros
la confesión de nuestro amor,
y nos envías después a sostener, a apoyar,
a defender la vida de nuestros hermanos.
No tenemos más que un poco de pan
y la pobreza de nuestro amor,
pero eso es lo que podemos ofrecerte,
y con eso estamos dispuestos a seguirte.
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Con todos los que creen sin haber visto,
con todos cuantos buscan sin desfallecer,
con todos los pequeños y humildes de corazón,
creemos y proclamamos
que en ti la muerte ha sido vencida,
que estás vivo y nos precedes en el camino.
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Dolores Aleixandre (Compañeros en el camino)
29.3.12
«Yo soy Hijo de Dios» Jn 10,36
Por qué no comprendo quién soy,
Por qué no muero si en mí VIVES,
Cuando en lo profundo pronuncias: Yo Soy.
Tú el Hombre verdadero,
Tú el verdadero Dios,
Te haces Pobre por mi miseria
Y te descubro en la hondura ¡Hijo de Dios!
Amando de muerte das VIDA,
Cristo del amor, en mí Amor,
todos Uno por Tu gracia
¡Comulgamos Resurrección!
EE 2009
24.3.12
30.7.11
A mayor gloria de Dios
San Ignacio: El Peregrino (Monserrat Gudiol) |
EL NECESARIO DERRUMBRE
De Ignacio de Loyola se suele decir que vivió el inicio de su conversión durante el largo proceso de curación de su pierna herida. Sin embargo previo a ello se dio el acontecimiento que originaría todo: el cañonazo recibido, las horas herido entre los escombros de la muralla de Pamplona. Como señala acertadamente Jose Ignacio Tellechea en la biografía de Ignacio "Sólo y a pie", debemos tener en cuenta que seguramente tardaron mucho en encontrar a Ignacio y darle los primeros auxilios.
Ignacio llega a Pamplona como un hombre criado en la corte de Arévalo. Había desarrollado una labor diplomática notable. Tenía altas miras, incluso se dice que aspiraba a los amores de una de las infantas de Castilla. Desde luego el plan de vida de Ignacio no contaba entre sus objetivos con pequeñas cosas, para él no existía la mediocridad. Aspiraba ya a ese "magis" que luego será tan importante en la Compañía, pero en este momento simplemente era un "magis" radicado en el puro ego.
Imaginemos pues la escena: Ignacio ha llegado a Pamplona como parte de las tropas que defienden Castilla del ataque francés. Seguramente subido a la muralla ya puede imaginar los laureles del triunfo que traerá su arriesgada defensa de la ciudadela. Una bala de cañón se interpondrá entre él y la consecución del honor. Entre las ruinas de piedra de la muralla encontramos las ruinas de un plan de vida. El necesario derrumbe de las construcciones egoícas para que puedan emerger los contenidos cuya matriz está más allá, en el "hondón" de la persona.
Hoy celebramos la fiesta de San Ignacio, le cantaremos como fundador de la Compañía, patrón de Bizkaia. Pero no nos debiera pasar desapercibido que ese final tuvo en su inicio un derrumbe y una casi muerte.
Personalmente suelo evocar en ocasiones esa imagen de Ignacio entre las ruinas de las murallas de Pamplona. Me sugiere que muchos pasamos años de nuestras vidas haciendo planes, ideando proyectos que, sin embargo, deben caer, no sirven, no son reales. Nuestra mente y nuestro ego se alían y nos dan una lectura del mundo: "Para ser feliz debería tener eso o aquello", "para vivir tranquilo te hace falta...". Entonces le otorgamos a la felicidad, a la paz, a la realización personal una forma concreta, un rostro concreto, un lugar concreto, una edad, una cantidad de euros en el banco, etc. Necesitamos un cañonazo para despertar. Precisamos, a veces, casi morir para dejar que se desvele lo que hay más allá, lo que no se derrumbará nunca pero que no obstante nos aterra.
Es curioso de qué manera los seres humanos nos auto engañamos por miedo. Nos aterra la realidad. Y la realidad es que la vida sólo descubre su belleza a quien se atreve a ser despojado. Hay que subir a la muralla, si, pero para dejar que ésta se derrumbe. Lo increíble es que descubriremos que no perdemos sino aquello que debamos perder y si debíamos perderlo es que no era la pieza buena para la construcción de nuestra existencia. Urge entonces dejar ir, soltar amarras, abrir las manos con el gesto de quien deja libre a un pajarillo. Todo lo que deba regresar lo hará. Pero deberemos afinar la mirada. Aquello que es esencial estará ahí, se nos otorgará pero seguramente no con la forma, no con el rostro, no con la apariencia que nuestra mente se empeñaba en darle. Deberemos vivir un tiempo de adaptación de la mirada. Nos sentiremos, al principio, un tanto huérfanos, muy vulnerables, como desorientados. Es normal. Como Ignacio, pasaremos un tiempo paralizados y doloridos entre las ruinas. Pero alguien vendrá y nos rescatará. Alguien nos alzará, nos llevará en volandas. Esta es la buena noticia que siente dentro de sí el creyente: Alguien es capaz de alzarnos de entre el polvo. Alguien amoroso nos cura las heridas. Alguien paciente espera a que sepamos ver y mirar mirándonos Él con infinita ternura.
Feliz fiesta de San Ignacio, fiesta del derrumbe de lo falso, fiesta del nacimiento procesual a una mirada nueva, a una comprensión nueva de las cosas y de Dios. Quizá quedemos heridos, con una señal en la pierna, con una cojera de por vida, pero será herida de vida, no herida de muerte, cojera que nos recuerde que lo que portamos dentro como tesoro de sabiduría, se nos dio, no nos pertenece. GORA SAN INAZIO!!
Escrito y publicado por: Elena Andrés Suaréz en el blog "Regreso a casa: Educar la interioridad"
3.6.11
“Escuchar me hace encontrar la existencia de la verdad más allá del velo” . Abu Sulaiman al-Davani
(Una epifanía para los oídos sensibles)
The Dark Night Of The Soul
Upon a darkened night
the flame of love was burning in my breast
And by a lantern bright
I fled my house while all in quiet rest.
Shrouded by the night
and by the secret star I quickly fled
The veil concealed my eyes
while all within lay quiet as the dead.
Chorus:
Oh night thou was my guide
oh night more loving than the rising sun
Oh night that joined the lover to the beloved one
transforming each of them into the other.
Upon that misty night
in secrecy, beyond such mortal sight
Without a guide or light
than that which burned so deeply in my heart
That fire t’was led me on
and shone more bright than of the midday sun
To where he waited still
it was a place where no one else could come.
(Chorus)
Within my pounding heart
which kept itself entirely for him
He fell into his sleep
beneath the cedars all my love I gave
From o’er the fortress walls
the wind would brush his hair against his brow
And with its smoothest hand
caressed my every sense it would allow.
(Chorus)
I lost myself to him
and laid my face upon my lovers breast
And care and grief grew dim
as in the mornings mist became the light
There they dimmed amongst the lilies fair
There they dimmed amongst the lilies fair
There they dimmed amongst the lilies fair.
Loreena McKennitt
the flame of love was burning in my breast
And by a lantern bright
I fled my house while all in quiet rest.
Shrouded by the night
and by the secret star I quickly fled
The veil concealed my eyes
while all within lay quiet as the dead.
Chorus:
Oh night thou was my guide
oh night more loving than the rising sun
Oh night that joined the lover to the beloved one
transforming each of them into the other.
Upon that misty night
in secrecy, beyond such mortal sight
Without a guide or light
than that which burned so deeply in my heart
That fire t’was led me on
and shone more bright than of the midday sun
To where he waited still
it was a place where no one else could come.
(Chorus)
Within my pounding heart
which kept itself entirely for him
He fell into his sleep
beneath the cedars all my love I gave
From o’er the fortress walls
the wind would brush his hair against his brow
And with its smoothest hand
caressed my every sense it would allow.
(Chorus)
I lost myself to him
and laid my face upon my lovers breast
And care and grief grew dim
as in the mornings mist became the light
There they dimmed amongst the lilies fair
There they dimmed amongst the lilies fair
There they dimmed amongst the lilies fair.
Loreena McKennitt
SÓLO TÚ
SÓLO TÚ
Porque nuestros proyectos se desmoronan y fracasan
y el éxito no nos llena como ansiamos.
Porque el amor más grande deja huecos de soledad,
porque nuestras miradas no rompen barreras,
porque queriendo amar nos herimos,
porque chocamos continuamente con nuestra fragilidad,
porque nuestras utopías son de cartón
y nuestros sueños se evaporan al despertar.
Porque nuestra salud descubre mentiras de omnipotencia
y la muerte es una pregunta que no sabemos responder.
Porque el dolor es un amargo compañero
y la tristeza una sombra en la oscuridad.
Porque esta sed no encuentra fuente
y nos engañamos con tragos de sal.
Al fin, en la raíz, en lo hondo, sólo quedas Tú.
Sólo tu Sueño me deja abrir los ojos,
sólo tu Mirada acaricia mi ser,
sólo tu Amor me deja sereno,
sólo en Ti mi debilidad descansa
y sólo ante Ti la muerte se rinde.
Sólo Tú, mi roca y mi descanso
y el éxito no nos llena como ansiamos.
Porque el amor más grande deja huecos de soledad,
porque nuestras miradas no rompen barreras,
porque queriendo amar nos herimos,
porque chocamos continuamente con nuestra fragilidad,
porque nuestras utopías son de cartón
y nuestros sueños se evaporan al despertar.
Porque nuestra salud descubre mentiras de omnipotencia
y la muerte es una pregunta que no sabemos responder.
Porque el dolor es un amargo compañero
y la tristeza una sombra en la oscuridad.
Porque esta sed no encuentra fuente
y nos engañamos con tragos de sal.
Al fin, en la raíz, en lo hondo, sólo quedas Tú.
Sólo tu Sueño me deja abrir los ojos,
sólo tu Mirada acaricia mi ser,
sólo tu Amor me deja sereno,
sólo en Ti mi debilidad descansa
y sólo ante Ti la muerte se rinde.
Sólo Tú, mi roca y mi descanso
Javi Montes, sj
25.5.11
¡Conocerte internamente, amarte y seguirte MÁS!
Música: A Celtic Blessing (Terry Oldfield)
DIME QUIÉN ERES
Ahora que la noche es tan pura,
Y que no hay nadie más que tú,
Dime quién eres.
Dime quién eres y por qué me visitas,
Por qué bajas a mí que estoy tan necesitado
Y por qué te separas sin decirme tu nombre.
Dime quién eres tú, que andas sobre la nieve;
Tú que, al tocar las estrellas,
las haces palidecer de hermosura;
Tú que mueves el mundo tan suavemente,
Que parece que se me va a derramar el corazón.
Dime quién eres, ilumina quién eres;
Dime quién soy también,
y por qué la tristeza de ser hombre;
Dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,
Tú que andas sobre la nieve.
Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad
Ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.
Sostenme entre tus manos;
sostenme en mi tristeza,
Tú que andas sobre la nieve.
José Luis Blanco Vega, sj
27.4.11
¡Dadme vuestro Amor y gracia, que esto sólo me basta!
Oración de San Ignacio
Tomad, Señor y recibid
toda mi libertad, mi memoria,
entendimiento y voluntad.
Tomad, Señor y recibid.
Vos me lo disteis,
a vos Señor lo torno,
todo es vuestro, disponed
conforme a vuestra voluntad.
Tomad, Señor y recibid.
Dadme vuestro Amor y gracia,
que esto sólo me basta.
Tomad, Señor y recibid.
toda mi libertad, mi memoria,
entendimiento y voluntad.
Tomad, Señor y recibid.
Vos me lo disteis,
a vos Señor lo torno,
todo es vuestro, disponed
conforme a vuestra voluntad.
Tomad, Señor y recibid.
Dadme vuestro Amor y gracia,
que esto sólo me basta.
Tomad, Señor y recibid.
17.4.11
¿Cómo se llega a ser lo que se es ?
AMANDO HASTA EL EXTREMO
Maite López
Déjame, señor, mirarte bien por dentro,
entrar en tu corazón y dejarme seducir
y que aumenten mis deseos de querer ser como tú,
conocerte internamente, amarte y seguirte más,
apostar mi vida junto a ti, déjame verte, señor,
amando hasta el extremo,
dejándote la piel,
entregando las entrañas,
tus entrañas de mujer,
en una toalla y un lebrillo,
en un acariciar los pies,
en un mirarnos hasta el fondo
sin nada que reprochar
y sin nada que pedir,
y con tanto para dar.
Yo, el maestro y el señor, ya no puedo amaros más,
pues como el padre me ha amado, así os he amado yo.
os dejo mi vida entera en este vino y este pan,
este pan que soy yo mismo que me parto y que me doy,
mi deseo es que os améis de corazón,
yo también os quiero ver
amando hasta el extremo,
dejándoos la piel,
entregando las entrañas
como lo hace una mujer,
en una toalla y un lebrillo,
en un acariciar los pies,
en un miraros hasta el fondo
sin nada que reprochar y sin nada
que pedir y con tanto para dar.
Sí, te doy todo lo que soy para que sigas amando.
la lucha por la justicia entra en esta intimidad,
que se llena de personas y rostros que acariciar,
que me impulsa desde dentro a comprometerme más.
todos caben en tu corazón,
quiero seguirte, señor,
amando hasta el extremo,
dejándome la piel,
entregando las entrañas,
mis entrañas de mujer,
en una toalla y un lebrillo,
en un acariciar los pies,
en un mirarlos hasta el fondo
sin nada que reprochar
y sin nada que pedir
y con tanto para dar.
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