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26.5.12

«Recibid el Espíritu Santo» Jn 20,22

"Cuánto se tarda, Señor, en llegar a comprender que sólo por piedad podemos ser amados, y que ninguna estima, ninguna admiración, ninguna confianza puede llegarnos de ti sin haber pasado por tu misericordia. Se tarda mucho, pero se consigue. Como un niño ciego y sordo, en el regazo de su madre, sumido en la soledad y la tiniebla, así, algún día, descubrimos nosotros nuestra alma insondablemente empobrecida por no poder mirar a las colinas eternas ni oír tus ecos del Paraíso. Así descubrimos nuestra alma en el regazo de tu Providencia. Y entonces tu espíritu nos inviste:
ese dedo de la diestra del Padre, como una mano maternal, reveladora, educadora, que incorpora a su hijo a la vida. Tu espíritu nos guía por impulso; nos anuncia lo que es por contacto. Su muda envoltura siembra en nuestro corazón un germen de palabras. A las palabras que decimos en medio de la soledad y la tiniebla responde el silencio de tu espíritu; un silencio cuya proximidad nos envuelve y nos enseña. Para ello basta con saber que nuestros ojos son verdaderamente incapaces de ver y nuestros oídos están sordos a todo lo que tú eres".
Madeleine Delbrêl

¡Ven!

¡Ven!

NECESITO DE TU ESPÍRITU

Señor, ¡necesito de tu Espíritu!, de aquella fuerza divina que ha transformado tantos, haciéndoles capaces de gestos extraordinarios de entrega generosa a tu pueblo.
Sintiendo el reto de la misión que me encomiendas, desearía yo, una acción muy profunda tuya en mi alma, que me concediera los tesoros de los dones que repartiste a tantos hombres y mujeres: de sabiduría e inteligencia, de consejo y fortaleza, de conocimiento y temor de Dios, que fue el ideal de tantas almas santas de esta tierra.
Dame lo que diste a los profetas. Que, aunque mi ser pequeño proteste, me vea forzado a hablar por la seducción soberana de tu Evangelio.
Dame aquel Espíritu que lo escruta todo, lo sugiere todo y lo enseña todo. Aquel Espíritu que transformó a los débiles pescadores de Galilea en las columnas vivas de tu Iglesia, por el sencillo testimonio de su amor por sus hermanos. Aquel Espíritu que transformó la terquedad indómita de Pablo en la ruta de Damasco, colmándole de gracia su existencia para convertirlo en apóstol de tu Cristo.
Y esta efusión vivificante será como una nueva creación de corazones transformados, de una sensibilidad receptiva a la voz que nos viene de nuestro Padre, de una fidelidad espontánea a su Palabra. Y así nos hallarás más fieles, más disponibles y más compañeros, para servir alegres a tu pueblo sediento de tu Reino.
Pedro Arrupe S.J.

24.5.12

«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jn 21,15

Cuando remamos a oscuras
en medio de la noche,
y nuestras redes están vacías,
tú estás presente,
aunque nuestros ojos no sepan reconocerte.

SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
De madrugada, cuando la luz vence a las tinieblas,
en el primer día de la semana,
tú estás en la orilla,
y tu palabra ilumina nuestras sombras.

SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Señor de la Vida en abundancia,
Señor de las redes llenas:
como Juan,
queremos ser capaces de reconocer tu presencia;
como Pedro,
queremos saltar de la barca para ir a tu encuentro.

SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Nos das a comer un pan y unos peces
que has preparado para nosotros,
y en esa comida compartida
aprendemos a entregar sin reservas
lo que gratuitamente hemos recibido de ti.

SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Tú reclamas de nosotros
la confesión de nuestro amor,
y nos envías después a sostener, a apoyar,
a defender la vida de nuestros hermanos.
No tenemos más que un poco de pan
y la pobreza de nuestro amor,
pero eso es lo que podemos ofrecerte,
y con eso estamos dispuestos a seguirte.

SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Con todos los que creen sin haber visto,
con todos cuantos buscan sin desfallecer,
con todos los pequeños y humildes de corazón,
creemos y proclamamos
que en ti la muerte ha sido vencida,
que estás vivo y nos precedes en el camino.

SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!

Dolores Aleixandre (Compañeros en el camino)

¡Ven!

22.10.11

«Amarás» Mt 22,37

VENI CREATOR
(Mahler Sinfonía No.8 1er Momento) 
Ven Espíritu creador;
visita las almas de tus fieles.
Llena de la divina gracia los corazones
que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consolodor,
don de Dios altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre,
Tú que pones en nuestros labios los tesoros de tu Palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos,
infunde tu Amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía
evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre
y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos,
creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre
y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos.
Amén.

11.6.11

!Sopló sobre ellos...! Jn 20,22 (Pincha)

SOPLA
¡Sopla Señor te lo pido!
quédate esta noche en mi alma
pues sólo tu amor y abrigo,
me dará consuelo y calma.
Sopla Señor sopla fuerte,
envolveme con tu brisa.
Y en tu Espíritu renovame,
hazme libre en tu sonrisa.
A pesar de mis caídas,
hazme fiel a tus promesas.
Sopla Señor en mi vida,
y arráncame esta tristeza.

Sopla, sopla Señor tu grandeza, sopla
Hazme fiel en mi pobreza, sopla.

Sopla Señor en mi oído,
sopla fuerte arranca el miedo
pues sin Ti me hallo perdido,
sin tu luz me encuentro ciego.
Sopla Señor y hazte viento,
y bautízame en tu nombre
llámame a servir Maestro,
hazme fiel entre los hombres.
Toma mi vida en tus manos,
mis sueños mi amor, mi todo,
mi cansancio, mis pecados
y moldéame a tu modo.

Sopla, y bautízame en tu brisa, sopla
renovame en tu sonrisa, sopla.

Sopla Señor tu caricia,
y sobre mis sentimientos
Que sea el Ángel de Tú Misa,
quien obre en todo momento.
Sopla Señor y hazte canto,
pon tu palabra en mis manos
en ellas tu providencia
y bendice a mis hermanos.
Quiero ser de tu árbol rama,
fruto nuevo de tu cielo
Que madura en tu palabra,
como un ave en pleno vuelo.

Sopla, sopla, sopla Señor, sopla (4)

¡UN DON! ciencia

Cuadro EL HOMBRE (Francisco Valdepeñas)

¡VEN! Luz que penetra las almas

Ven, Espíritu de Dios (Ain Karem)

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Cuadro (Rupnik)