Orar es un "viaje divino", es salir de uno mismo, pero no salir con los sentidos externos sino salir por la puerta de atrás, la puerta de adentro. Salir a través de nuestras sensibilidades, de nuestros sentidos interiores y exteriores e ir hacia dentro donde hay una presencia misteriosa, que es Dios, y dirigirnos a Él, o escuchar, o simplemente estar.
Cristina Kaufmann
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