10.12.11

«¿Qué dices de ti mismo?» Jn 1,22

¿QUÉ ERES?
Dice una fábula persa:
Un día un caminante halló un trozo de barro tan aromático que su perfume llenaba toda la casa.
- «¿Qué eres tú?», le preguntó el caminante. «¿Eres alguna gema de Samarcanda o algún extraño nardo disfrazado, o alguna otra mercancía preciosa?».
- «No. No soy más que un trozo de barro».
- «Entonces, ¿cómo tienes este aroma maravilloso?».
- «Amigo, te voy a revelar un secreto: He estado viviendo junto a una rosa».

¡Busca!


EN ÉXODO

La vida sobre ruedas o a caballo,
yendo y viniendo de misión cumplida,
árbol entre los árboles me callo,
y oigo cómo se acerca Tu venida.
Cuanto menos Te encuentro, más Te hallo,
libres los dos de nombre y de medida.
Dueño del miedo que Te doy vasallo,
vivo de la esperanza de Tu vida.
Al acecho del reino diferente,
voy amando las cosas y la gente,
ciudadano de todo
y extranjero.
Y me llama Tu paz como un abismo,
mientras cruzo las sombras, guerrillero
del mundo, de la Iglesia
y de mí mismo.
PEDRO CASALDÁLIGA

8.12.11

Sí en FI

FELICITACIÓN

¡Hágase!

QUE SE DUERME MI NIÑO
La Niña a quien dijo el Ángel
que estaba de gracia llena,
cuando de ser de Dios madre
le trujo tan altas nuevas,
ya le mira en un pesebre,
llorando lágrimas tiernas,
que obligándose a ser hombre,
también se obliga a sus penas.
¿Qué tenéis, dulce Jesús?,
le dice la Niña bella;
¿tan presto sentís mis ojos
el dolor de mi pobreza?
Yo no tengo otros palacios
en que recibiros pueda,
sino mis brazos y pechos,
que os regalan y sustentan.
No puedo más, amor mío,
porque si yo más pudiera,
vos sabéis que vuestros cielos
envidiaran mi riqueza.
El niño recién nacido
no mueve la pura lengua,
aunque es la sabiduría
de su eterno Padre inmensa.
Mas revelándole al alma
de la Virgen la respuesta,
cubrió de sueño en sus brazos
blandamente sus estrellas.
Ella entonces desatando
la voz regalada y tierna,
así tuvo a su armonía
la de los cielos suspensa.
Pues andáis en las palmas,
Ángeles santos,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
Palmas de Belén
que mueven airados
los furiosos vientos
que suenan tanto.
No le hagáis ruido,
corred más paso,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
El niño divino,
que está cansado
de llorar en la tierra
por su descanso,
sosegar quiere un poco
del tierno llanto,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
Rigurosos yelos
le están cercando,
ya veis que no tengo
con qué guardarlo.
Ángeles divinos
que vais volando,
que se duerme mi niño,
tened los ramos
LOPE DE VEGA

5.12.11

«No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños» Mt 18,14

«Consolad, consolad a mi pueblo -dice vuestro Dios

Hablad al corazón del hombre, gritad que se ha cumplido su sentencia y está pagado su crimen»

LOS MISERABLES

-Jean Valjean, hermano mío, ya no le perteneces al mal...
te he recatado del miedo y del odio.
Y ahora te devuelvo a Dios

4.12.11

«Él vendrá y os salvará» Is 35,4

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS

La Gracia que me ha sido otorgada entre en él y por ella sea curado
¡Sálvalo!
. Esta misión te ha sido encomendada a ti...
Y si tú no encuentras la salvación nadie lo hará.


3.12.11

¡Ponte en camino!

Ruta

La encontré en mi bolsillo / era una ruta
no sabía hasta dónde me llevaba
pero igual la seguí en un merodeo
con todas mis nostalgias en la mano

era un atlas del alma / la conciencia
de lo que cometí y lo que me espera
en el suelo vi huellas que eran propias
así que era una senda ya corrida

el piélago de antes ya no estaba
todo era más fuerte más seguro
de pronto me encontré con la ribera
de ese río que siempre fue mi anhelo

sólo entonces me aconsejé a mí mismo
en el bolsillo volví a poner la ruta
y allí quedó esperando
otro mañana
Mario Benedetti (Biografía para encontrarme)


30.11.11

¡DESPIERTA!

GUDIOL
«Yo dormía, pero mi corazón velaba.
¡La voz de mi amado que llama:
'Ábreme, hermana mía, amiga mía,
paloma mía, mi perfecta,
que mi cabeza está cubierta de rocío,
y mi cabello del relente de la noche'!
'Me he quitado mi túnica,
¿cómo ponérmela de nuevo?
He lavado mis pies,
¿cómo volver a mancharlos?'
Mi amado metió la mano
por la hendidura,
y por él se estremecieron mis entrañas.
Me levanté para abrir a mi amado,
y mis manos destilaron mirra,
mirra fluida mis dedos,
en el pestillo de la cerradura.
Abrí a mi amado,
pero mi amado se había ido de largo.
El alma se me salió a su huida...»
(Cant 5,2-6)

28.11.11

Suni Ai: Escuchar

"Suni Ai se puede traducir como "escuchar". Aunque en este caso es un estado. Un estado en el que estamos totalmente despiertos, presentes ... actuamos en armonía con el fluir de la vida en cada momento"

Suni Ai : Snatam Kaur

27.11.11

«¡Velad!» Mc13,37

Sieger Koder
A LA NOCHE
Noche fabricadora de embelecos,
loca, imaginativa, quimerista,
que muestras al que en ti su bien conquista,
los montes llanos y los mares secos;
habitadora de cerebros huecos,
mecánica, filósofa, alquimista,
encubridora vil, lince sin vista,
espantadiza de tus mismos ecos;
la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,
solícita, poeta, enferma, fría,
manos del bravo y pies del fugitivo.
Que vele o duerma, media vida es tuya;
si velo, te lo pago con el día,
y si duermo, no siento lo que vivo.
LOPE DE VEGA

26.11.11

ADVIENTO: ...Por Él, con Él y en Él- el tiempo se hace cristiano y la espera esperanzada (Casaldáliga)


ESPÉRAME TAMBIÉN
Porque lo espero a El, y porque espero
que, al encontrarlo, todos nos veamos
restablecidos por el sol primero
y el corazón seguro de que amamos;
porque no acepto esa mirada fría
y creo en el rescoldo que ella esconde;
porque tu soledad también es mía;
y todo yo soy una herida, donde
alguna sangre mana; y donde espera
un muerto, yo reclamo primavera,
muerto con él ya antes de mi muerte;
porque aprendí a esperar a contramano
de tanta decepción: te juro, hermano,
que espero tanto verLo como verte.
P. Casaldáliga

25.11.11

«Estad en vela, orando en todo tiempo» :La oración continua en el corazón (Melloni)

LA  ORACIÓN DEL CORAZÓN, LA ORACIÓN CONTINUA
La oración continua en el corazón, lugar de unificación y de unión 
En el libro del Deuteronomio ya encontramos un anticipo de esta oración:"Escucha, Israel. Yahveh nuestro Dios es el único. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te he dicho hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como una señal y serán como una insignia entre tus ojos" (Dt 6, 4-8). La piedad judía se transforma en mística cristiana en el Evangelio de Juan: "Permaneced en mí y yo permanecerá en vosotros (...). Vosotros no podéis dar fruto si no estáis en mí (...). El que está en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada" (Jn15, 4-5). Este "estar" o "permanecer" ("menein", en griego) aparece 45 veces en el Evangelio de Juan, y es su verbo teologal por excelencia. Este permanecer en Dios por el don de la oración continua no es una técnica, sino un estado, es una gota persistente de presencia divina que nos va penetrando y transformando. Es un estado de AMOR, una tensión sin esfuerzo, un deseo loco hacia Aquel que ya habita plenamente en nosotros. En diferentes pasajes de los Evangelios encontramos antecedentes remotos de la oración del nombre de Jesús: en Bartimeo, el ciego de Jericó, invocando a Jesús que pasaba por el camino (Mc10,46-52); en los dos ciegos que claman a Jesús (Mt 9,27-31); en los leprosos (Lc17,11-19)...La fórmula clásica de esta oración es: "Señor Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, pecador".La primera parte, "Señor Jesús, Hijo de Dios", se basa en la importancia bíblica del Nombre, una característica en encontramos también en otras culturas denominadas "primitivas", pero que sería más adecuado llamar "primordiales", porque están más arraigadas en los núcleos primigenios de la realidad. En estas culturas, el nombre de la persona revela su identidad. "Le pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1,21), se le dice a José. Iesous viene de Je(ho)schouah (Josué), un nombre poco común que significa : " Dios salva, Dios es salvación". La salvación que nos trae Jesús es liberarnos de cerrarnos en nosotros mismos. Al nombre de Jesús, los demonios de someten (Lc10,17). "Todo lo que pidáis en mi nombre, os lo concederé" (Jn 14,14; 15,16; 16,24). Ahora bien, invocar su nombre no puede confundirse con una fórmula mágica: "en su nombre" significa según su Espíritu (Hch 3, 6.16; 1Cor 12,3), esto es, según su misma actitud de donación y de vaciamiento de sí mismo (Fil 2,7). Su nombre sólo tiene "poder" cuando uno se despoja de todo poder. Sólo así se puede revelar su gloria (Fil 2,9-10).
La segunda parte de la oración ("ten misericordia de mí, pecador") abre nuestra pobreza a la gracia, como ocurrió con el publicano (Lc18,13). La oración del corazón requiere una cierta "técnica físico-psíquica": hay que repetir sin cesar y acompasando la repetición con la respiración. Parece que, en algún momento a lo largo de su evolución, esta oración recibió la influencia hindú a través de los sufís musulmanes. En el hinduismo, la repetición del nombre de Dios se denomina "Nama Japa", práctica que debe distinguirse de la repetición de un mantra, que es únicamente un sonido, aunque se trate de un sonido sagrado. Entre los sufis, la repetición del nombre de Allah ritmada con la respiración se denomina dhikr.
Primero, hay que repetirla en voz alta. Después se convierte en una especie de eco interior. Así lo expresa el autor anónimo de los Relatos de un peregrino ruso: "Al cabo de poco rato, sentí que la propia oración empezaba a entrar en mi corazón, es decir, que mi corazón, al tiempo que latía con normalidad, recitaba en su interior las palabras de la oración con cada latido, por ejemplo:1) Señor, 2)Jesu- 3)cristo, etc. Dejé de decir la oración con los labios y puse toda mi atención en escuchar cómo hablaba el corazón (...) Después, empecé a sentir un ligero dolor en el corazón, en el espíritu, tanto amor por Jesucristo que me parecía que, si lo hubiese visto, me habría lanzado a sus pies, los habría abrazado, besándolos dulcemente hasta las lágrimas, agradeciéndole el consuelo que nos da con su nombre, su bondad y su amor hacia la criatura indigna y pecadora"
Y a continuación, otro testimonio extraído de la Filocalia:
"Si la mente invoca continuamente el nombre del Señor y el espíritu presta atención claramente a la invocación del nombre divino, la luz del conocimiento de Dios, como una nube de luz, cubre toda el alma. El amor y la alegría siguen al amor perfecto de Dios" (24).
Tal vez el resumen más bello de lo que genera la oración del corazón sea lo que dijo San Juan Crisóstomo: "El corazón absorbe al Señor, y el Señor absorbe al corazón, y los dos se hacen uno".
Ahora bien, insistimos en decir que la intimidad no es cerrarse, sino todo lo contrario: apertura máxima. Desde el centro del corazón, el orante se abre al corazón de la realidad. La oración es personal, pero nunca individual, es decir, nunca al margen de los demás. En el Monasterio de San Juan Bautista, fundado por el Archimandrita Sophronías, discípulo de San Silván del Monte Athos, la fórmula de la oración de los monjes se recita siempre en plural: "Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de nosotros, pecadores", Este nosotros incluye a todo el mundo. Porque, de hecho, cuando oramos, nunca oramos solos, sino que lo hacemos en nombre de los que no pueden o no saben orar.

JAVIER MELLONI

23.11.11

¡Bendecid al Señor!


No sabe qué es amor quien no te ama...

No sabe qué es amor quien no te ama,
celestial hermosura, esposo bello,
tu cabeza es de oro, y tu cabello
como el cogollo que la palma enrama.

Tu boca como lirio, que derrama
licor al alba, de marfil tu cuello;
tu mano en torno y en su palma el sello
que el alma por disfraz jacintos llama.

¡Ay Dios!, ¿en qué pensé cuando, dejando
tanta belleza y las mortales viendo,
perdí lo que pudiera estar gozando?

Pues  si del tiempo que perdí me ofendo,
tal prisa me daré, que una hora amando
venza los años que pasé fingiendo
.


LOPE DE VEGA

22.11.11

¡Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas! Lc 21,19


La obligación de anunciar la buena nueva va a obligarnos a caminar simultáneamente al paso de Dios y al nuestro, por lo que la mayor parte de las veces tendremos los andares insólitos de un cojo o los vacilantes de un semiciego. Con todas nuestras fuerzas, todo nuestro espíritu y todo nuestro corazón haremos de la evangelización la aplicación del programa de Jesucristo. Pero el programa que conocemos se sume por completo en un plan que para nosotros permanece oscuro. No sabemos lo que el Señor hará del trabajo de cada día, aunque sea perfecto..., y si es muy imperfecto o torpe, tampoco sabemos para qué servirá. Lo único que sabemos es que lo que se da a Dios no se pierde.
Madeleine Delbrêl

20.11.11

«Dio todo cuanto tenía para vivir» Lc 21,4


“Quiero mostrarte yo mismo lo que quiero de ti: Si así lo quieres toma hojas de este árbol, es el conocimiento de mi voluntad y la experiencia de amor. Y en la necesidad me sentirás en fruición, así obró mi Padre conmigo que era su Hijo. Me dejó en la aflicción pero no me abandonó. Lo sentía en la fruición y servía a aquellos a los que me había enviado. Ayuda amada mía a los que están afligidos, obren bien o mal contigo, Amor te confiere las fuerzas para ello. Da TODO pues TODO es tuyo”
                                                   Hadewijch de Amberes

19.11.11

Cristo Rey: El «insólito»

RUPNIK
Lo «insólito» no le confiere al cristiano las características de un hombre notable y señalado, sino el rechazo o la denuncia en su propia vida de todo lo que pueda alterar su parecido con Jesucristo. No se trata de la brillante realización de un hombre cristiano, sino del mismo Cristo de siempre que muestra su rostro a través del de un hombre.
Un hombre que no sólo cree en Dios, sino que debe amarle como un hijo ama a un padre amoroso y todopoderoso, a la manera de Cristo.
No sólo depende de Dios, sino que es soberanamente libre por voluntad de Dios.
No sólo ama a su prójimo como a sí mismo, sino que debe amarlo «como Cristo nos ha amado», a la manera de Cristo.
No sólo es hermano, sino un hermano bueno en sus palabras y en sus actos. Para esta bondad no  hay límites ni dispensa.
No sólo es hermano de su prójimo cercano, sino del prójimo universal.
No sólo es hermano legal, sino hermano práctico, accesible: no tiene que rebajarse para nadie, no hay distancia; es el prójimo de todos, no se rebaja ni se eleva: está al mismo nivel; sin  privilegios y sin derechos: sin superioridad.
No sólo da, sino que comparte; presta, pero no reclama; está disponible para lo que se le pide y  también para más de lo que se pide.
No sólo sin mentiras, sino también sin silencios, sin «añadiduras ».
No sólo es hermano de los que le aman, sino también de sus enemigos; no sólo soporta los  golpes, sino que no se aleja del que le golpea.
No sólo no devuelve el mal, sino que perdona, olvida; y no sólo olvida, sino que devuelve bien por mal.
No sólo sufre y muere a manos de algunos, sino que sufre y muere por ellos; y no sólo una vez, sino en cada ocasión.
No sólo juzga con justicia, sino que no juzga a nadie.
No sólo comparte lo que es y lo que tiene, sino que da lo único que Dios le ha dado personalmente: su propia vida.
No sólo combate el mal interior —en él mismo—, sino también el exterior; y no sólo lucha contra el mal allí donde esté, sino contra sus frutos: la desdicha, el sufrimiento o la muerte. Pero combate por el bien y sin cometer el mal y, si se trata de la felicidad de muchos, no acepta compensarla con la desgracia de uno solo.
No sólo combate el mal en el mundo, sino que acepta el sufrimiento que debe soportar.
No sólo lo acepta, sino que lo acepta de buen grado, voluntariamente, porque es la energía, la eficacia, el arma del combate cristiano.
No sólo combate, sino que combate sin gloria, para que Dios sea glorificado, sea santificado su  nombre y venga su reino.
No sólo acepta no parecer un héroe, sino no serlo.
No sólo acepta no ser admirado, sino ser ignorado; no sólo admite no tener la estima ajena, sino tampoco la propia.
No sólo emplea todas sus fuerzas en la tarea, sino que ignora para qué sirve esa tarea; no sólo  ignora quién la empezó o la continúa, sino que ignora la obra de Dios en la que se utiliza.
No sólo combate, sino que es pacífico, porque lo que el Dios todopoderoso e infinitamente  amoroso ha empezado o continúa, él siempre lo termina con fuerza y con amor. Espera de Dios con una confianza «inagotable» eso por lo que trabaja con todas sus fuerzas y sus fuerzas no pueden realizar. Pide a Dios que se haga su voluntad; espera de Dios que venga su reino. La oración es para él la energía de la acción.
No sólo ama la vida porque Dios la ha hecho, sino que es feliz de vivir una vida que es eterna para todos los hombres.
No sólo es feliz de vivir, sino que es feliz de morir, porque morir es nacer a la eternidad, porque todo hombre será juzgado por el amor de Dios, por la justicia compasiva de Dios; no sólo porque la creación es hija de Dios, sino porque su belleza, incluso saboteada, es indestructible; no sólo porque el hombre está sumergido en los bienes de Dios, sino porque Dios sólo permite el mal para que de él nazca un bien mejor.
No sólo actúa en el tiempo, sino que espera los frutos de eternidad cuya semilla siembra él en el tiempo. Esto es lo que él denomina «esperanza».
No sólo es feliz porque vive gracias a Dios y para Dios, sino porque vivirá y hará vivir a sus hermanos con Dios para siempre.
Madeleine Delbrêl (La Alegría de Creer)

Creeré

Creeré (Tercer Cielo)