8.7.13

Él-Maestro



Curiosa forma de pagarnos

Me descolocaba tu justicia extraña,
esa forma de medir
que olvidaba las horas trabajadas.
Me enfadaba con los que hicieron menos,
creyeron menos, sacrificaron menos,
y me indignaba contigo, que parecías no ver nada.
Intentaba negociar mejor paga,
algún reconocimiento,
una que otra medalla.
Me dolía lo injusto de tu salario.
Me extrañaba lo ilógico de tus premios
Me mordía –reivindicación y envidia–
la suerte de los jornaleros de la última hora.
Hasta el día en que yo fui el último,
el más zoquete,
el más frágil,
el más malo,
el más amado
... y empecé a entender

José María Rodríguez Olaizola

4.6.13

Mi cuerpo es comida - Cristóbal Fones SJ - Pedro Casaldáliga



Unidos en el pan los muchos granos, 
iremos aprendiendo a ser la unidad 
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos. 
Comiéndote sabremos ser comida.

P.Casaldáliga

27.3.13

En mi Getsemaní

Para que mi amor no sea un sentimiento 
Tan solo un deslumbramiento pasajero 
Para no gastar las palabras más mías 
Ni vaciar de contenido mi te quiero 

Quiero hundir más hondo mi raíz en ti 
Y cimentar en solidez, este mi afecto 
Pues mi corazón que es inquieto y es frágil 
Solo acierta si se abraza a tu proyecto 

Mas allá, de mis miedos, más allá de mi inseguridad, 
Quiero darte mi respuesta 
Aquí estoy para hacer tu voluntad 
Para que mi amor sea decirte sí, hasta el final 

Duerme en su sopor y temen en el huerto, 
Ni sus amigos acompañan al maestro, 
Si es hora de cruz, es de fidelidades, 
Pero el mundo nunca quiere aceptar eso 

Dame a comprender, Señor, tu amor tan puro 
Amor que persevera en cruz, amor perfecto 
Dame serte fiel cuando todo es oscuro 
Para que mi amor sea más que un sentimiento 

Mas allá, de mis miedos más allá... 

No es en las palabras ni es en las promesas 
Donde la historia tiene su motor secreto 
Solo es el amor en la cruz madurado 
El amor que mueve todo el universo 

Pongo mi pequeña vida hoy en tus manos 
Por sobre mis inseguridades y mis miedos 
Y para elegir tu querer y no el mío 
Hazme en mi Getsemaní, fiel y despierto. 

Más allá, de mis miedos, más allá...

Canta María José Bravo

7.2.13

Él-Pobre

«Coge a tu hijo, a tu único, al que tú amas, y vete al país de Moria y allí ofrécemelo en holocausto.» Esta palabra terrible dirigida por Dios a Abraham no hay verdadero servidor de Dios que no la oiga un día a su vez. Abraham había creído en la promesa que Dios le había hecho de darle una posteridad. Durante veinte años había esperado su realización. No había desesperado. Y cuando por fin había llegado el niño, sobre el que reposaba la promesa, entonces Dios exige a Abraham que se lo sacrifique. Sin ninguna explicación. El golpe era rudo e incomprensible. Pues bien: eso mismo es lo que Dios nos pide a nosotros también un día u otro. Entre Dios y el hombre parece que no se habla el mismo lenguaje. Ha surgido una incomprensión. Dios había llamado y el hombre había respondido. Ahora el hombre llama pero Dios se calla. Momento trágico en que la vida religiosa limita con la desesperación, en que el hombre lucha completamente solo en la noche con el inaprensible. Ha creído que le bastaría con hacer esto o aquello para ser agradable a Dios, pero es a él a quien se exige. El hombre no es salvado por sus obras, por muy buenas que sean. Es preciso que se haga él mismo obra de Dios. Debe hacerse más maleable r más humilde en las manos de su Creador que " la arcilla en manos del alfarero. Más flexible y más paciente que el mimbre entre los dedos del que hace cestos. Más pobre y más abandonado que la madera muerta en el bosque en el corazón del invierno. Solamente a partir de este estado de abandono y en esta confesión de pobreza, el hombre puede abrir a Dios un crédito ilimitado, confiándole la iniciativa absoluta de su existencia y de su salvación. Y entra entonces en una santa obediencia. Se hace niño y, juega el juego divino de la creación. Más allá del dolor y del gozo, llega al conocimiento de la alegría y del poder. Puede mirar con un corazón igual al sol y a la muerte. Con la misma gravedad y con la misma alegría.» León se callaba. Ya no tenía ganas de hacer preguntas. No comprendía, desde luego, todo lo que le decía Francisco, pero le parecía que no había visto tan claro y profundo nunca en el alma de su padre. Lo que le impresionaba, sobre todo, era la tranquilidad con que hablaba de cosas graves, que seguramente había sabido por experiencia. Se acordó de lo que Francisco le había dicho otra vez: «El hombre no sabe verdaderamente más que lo que experimenta.» Seguro que él había experimentado todo lo que decía. Hablaba con tantísima verdad, que León se sintió de repente lleno de dulzura de espanto al darse cuenta de que era el confidente privilegiado de una experiencia así, Francisco continuaba su trabajo, su mano tejía el mimbre sin temblar, como jugando.
Sabiduría de un pobre (Eloi Leclerc) Pág. 147-148

11.1.13

Dios es Amor

Preguntas
Preguntas qué es el amor. ¿Acaso debo gritarlo? Amor está en el silencio. Donde callan las palabras. También se esconde en los ojos, buscando con la mirada, vigila que no tropieces, te  educa sin pedir nada. Te deja ser… Y te espera muy cerca, sin presionarte. Te cuida sin que lo notes y te palmea la espalda. Cuando estás triste sonríe en tu interior. Y te abraza.
Sarah Petrone

26.12.12


Nochebuena

Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua.

En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo queda en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón; se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
-Decile a... -susurró el niño-
Decile a alguien, que yo estoy aquí.

Eduardo Galeano

21.12.12

¡Al fin te encontré en mi camino!



Dios te salve María,
sagrada María,
Señora de nuestro camino
llena eres de gracia
llamada entre todas
para ser la madre de Dios.

El Señor es contigo
y tú eres la sierva dispuesta
a cumplir su misión.
Y bendita tú eres dichosa
te llaman a ti la escogida de Dios.

Y bendito es el fruto
que crece en tu vientre
el Mesías del pueblo de Dios,
al que tanto esperamos que nazca
y que sea nuestro rey.

María he mirado hacia el cielo
pensando entre nubes
tu rostro encontrar
y al fin te encontré en un establo
entregando la vida a Jesús Salvador.

María he querido sentirte
entre tantos milagros
que cuentan de ti
y al fin te encontré en mi camino
en la misma vereda que yo
tenías tu cuerpo cansado
y un niño en los brazos durmiendo en tu paz.
María mujer que regalas la vida sin fin.


Tú eres santa María
eres nuestra Señora
porque haces tan nuestro al Señor.
Eres madre de Dios, eres mi tierna madre
y madre de la humanidad.

Te pedimos que ruegues
por todos nosotros heridos por tanto pecar,
desde hoy hasta el día final
de este peregrinar.

María he buscado tu imagen serena
vestida entre mantos de luz
y al fin te encontré dolorosa
llorando de pena
a los pies de una cruz.

María he querido sentirte
entre tantos milagros
que cuentan de ti
y al fin te encontré en mi camino
en la misma vereda que yo
tenías tu cuerpo cansado
y un niño en los brazos durmiendo en tu paz.
María mujer que regalas la vida sin fin.

Dios te salve María,
sagrada María,
Señora de nuestro camino.

Cristóbal Fones

12.12.12

Feliz tú que has creído


NOCHEBUENA
Como recuerdo de 24.12.36

¡Mi Dios y Señor!
Me has dejado andar un largo y oscuro camino,
pedregoso y duro.
Muchas veces sentía que mis fuerzas ya cedían la cansancio.
Casi perdí la esperanza de contemplar Tu luz.
Mas cuando en el dolor más hondo mi corazón se helaba,
me llegó el fulgor de una clara y dulce estrella
que me condujo fiel. Yo la seguí
vacilante al principio, después segura.
Así llegué un día a las puertas de tu Iglesia.
Se abrieron, y pedí la entrada.
Por boca de tu ministro me saludó tu voz.
En el interior una estrella sigue  a otras.
Rojas estrellas de flores me indican mi subida hacia Ti.
Son los mensajeros.
El misterio que oculté en mi corazón muy hondo,
ya es hora de anunciarlo:
¡Yo creo y confieso!
El sacerdote me sube a las gradas del Altar,
doblo mi frente,
las bendita aguas fluyen sobre mi cabeza.
¿Es posible, Señor, que haya vuelto a renacer
La que había pasado ya la mitad de una una vida?
Tú los has dicho, y yo lo vivo.
El peso la culpa y la fatiga de una larga vida cayó de mí.
Recibo de pie la blanca capa,
Mis hombros cobran vigor:
¡es luminoso haz de pureza!
Llevé en mis manos tu cirio.
Su llama me dice que Tú –mi Vida– ardes en mí.
Mi alma es pesebre,
te espera,
¡no tardes en venir!
María –tu Madre y mía–
Me ha dado su nombre,
y su Unigénito que ha puesto a medianoche en mí.
Nadie alcanza ni de lejos
Lo que en Ti   – “dentro”– encerrado llevas
Para aquellos que te aman.
Ya te tengo. No me dejes.
Siempre en la ruta de mi vida
estarás Tú junto a mí.
Ni la muerte – porque es vida– me arrancará tu Amor.
Edith Stein

5.12.12

Levanta la mirada

RUPNIK

Cuando todos los telones
serán bajados
apagadas las luces
en silencio las orquestas
Cuando las ovaciones
darán paso al hastío
y el fuego
prenderá en los ojos
entonces
ella escuchará la voz del amigo
Sal;
de noche
Todo será retirado
ya nada sirve para nada
el fuego y la noche
hacen su palel
desconocido
Cristina Kaufmann (Vida espiritual y poesía) Verano 1978




4.11.12


A veces me pregunto: "¿por qué yo?" 
y sólo me respondes: "porque quiero". 
Es un misterio grande que nos llames 
así, tal como somos, a Tu encuentro. 


Entonces re descubro una verdad: 
mi vida, nuestra vida es Tu tesoro. 
Se trata entonces sólo de ofrecerte 
con todo nuestro amor, 
esto que somos. 

¿Qué te daré?, ¿qué te daremos?, 
¡Si todo, todo, es Tu regalo! 
Te ofreceré, te ofreceremos 
esto que somos... 
Esto que soy, ¡eso te doy! 

Esto que soy, esto es lo que te doy. 
Esto que somos es lo que te damos 
Tú no desprecias nuestra vida humilde 
se trata de poner todo en tus manos. 

Aquí van mis trabajos y mi fe, 
mi canto, mis bajones y mis sueños; 
y todas las personas que me diste 
desde mi corazón te las ofrezco. 

¿Qué te daré?, ¿qué te daremos?, 
¡Si todo, todo, es Tu regalo! 
Te ofreceré, te ofreceremos 
esto que somos... 
Esto que soy, ¡eso te doy! 

Vi tanta gente un domingo de sol. 
Me conmovió el latir de tantas vidas... 
y adiviné tu brazo gigantesco 

y sé que sus historias recibías. 

Por eso tu altar luce vino y pan: 
Son signo y homenaje de la vida. 
Misterio de ofrecerte y recibirnos, 
Humanidad que Cristo diviniza. 

¿Qué te daré?, ¿qué te daremos?, 
¡Si todo, todo, es Tu regalo! 
Te ofreceré, te ofreceremos 
esto que somos... 
Esto que soy, ¡eso te doy!.