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21.12.12

¡Al fin te encontré en mi camino!



Dios te salve María,
sagrada María,
Señora de nuestro camino
llena eres de gracia
llamada entre todas
para ser la madre de Dios.

El Señor es contigo
y tú eres la sierva dispuesta
a cumplir su misión.
Y bendita tú eres dichosa
te llaman a ti la escogida de Dios.

Y bendito es el fruto
que crece en tu vientre
el Mesías del pueblo de Dios,
al que tanto esperamos que nazca
y que sea nuestro rey.

María he mirado hacia el cielo
pensando entre nubes
tu rostro encontrar
y al fin te encontré en un establo
entregando la vida a Jesús Salvador.

María he querido sentirte
entre tantos milagros
que cuentan de ti
y al fin te encontré en mi camino
en la misma vereda que yo
tenías tu cuerpo cansado
y un niño en los brazos durmiendo en tu paz.
María mujer que regalas la vida sin fin.


Tú eres santa María
eres nuestra Señora
porque haces tan nuestro al Señor.
Eres madre de Dios, eres mi tierna madre
y madre de la humanidad.

Te pedimos que ruegues
por todos nosotros heridos por tanto pecar,
desde hoy hasta el día final
de este peregrinar.

María he buscado tu imagen serena
vestida entre mantos de luz
y al fin te encontré dolorosa
llorando de pena
a los pies de una cruz.

María he querido sentirte
entre tantos milagros
que cuentan de ti
y al fin te encontré en mi camino
en la misma vereda que yo
tenías tu cuerpo cansado
y un niño en los brazos durmiendo en tu paz.
María mujer que regalas la vida sin fin.

Dios te salve María,
sagrada María,
Señora de nuestro camino.

Cristóbal Fones

12.12.12

Feliz tú que has creído


NOCHEBUENA
Como recuerdo de 24.12.36

¡Mi Dios y Señor!
Me has dejado andar un largo y oscuro camino,
pedregoso y duro.
Muchas veces sentía que mis fuerzas ya cedían la cansancio.
Casi perdí la esperanza de contemplar Tu luz.
Mas cuando en el dolor más hondo mi corazón se helaba,
me llegó el fulgor de una clara y dulce estrella
que me condujo fiel. Yo la seguí
vacilante al principio, después segura.
Así llegué un día a las puertas de tu Iglesia.
Se abrieron, y pedí la entrada.
Por boca de tu ministro me saludó tu voz.
En el interior una estrella sigue  a otras.
Rojas estrellas de flores me indican mi subida hacia Ti.
Son los mensajeros.
El misterio que oculté en mi corazón muy hondo,
ya es hora de anunciarlo:
¡Yo creo y confieso!
El sacerdote me sube a las gradas del Altar,
doblo mi frente,
las bendita aguas fluyen sobre mi cabeza.
¿Es posible, Señor, que haya vuelto a renacer
La que había pasado ya la mitad de una una vida?
Tú los has dicho, y yo lo vivo.
El peso la culpa y la fatiga de una larga vida cayó de mí.
Recibo de pie la blanca capa,
Mis hombros cobran vigor:
¡es luminoso haz de pureza!
Llevé en mis manos tu cirio.
Su llama me dice que Tú –mi Vida– ardes en mí.
Mi alma es pesebre,
te espera,
¡no tardes en venir!
María –tu Madre y mía–
Me ha dado su nombre,
y su Unigénito que ha puesto a medianoche en mí.
Nadie alcanza ni de lejos
Lo que en Ti   – “dentro”– encerrado llevas
Para aquellos que te aman.
Ya te tengo. No me dejes.
Siempre en la ruta de mi vida
estarás Tú junto a mí.
Ni la muerte – porque es vida– me arrancará tu Amor.
Edith Stein

5.12.12

Levanta la mirada

RUPNIK

Cuando todos los telones
serán bajados
apagadas las luces
en silencio las orquestas
Cuando las ovaciones
darán paso al hastío
y el fuego
prenderá en los ojos
entonces
ella escuchará la voz del amigo
Sal;
de noche
Todo será retirado
ya nada sirve para nada
el fuego y la noche
hacen su palel
desconocido
Cristina Kaufmann (Vida espiritual y poesía) Verano 1978




14.12.11

¡Con misericordia eterna TE QUIERO! Is 54,8

JESÚS, EL DULCE, VIENE…

Jesús, el dulce, viene...
Las noches huelen a romero...
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!

Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría...
Mas la celeste melodía
suena fuera...
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma...

¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!

Juan Ramón Jiménez  

13.12.11

«¿Eres tú el que ha de venir?» Lc 7,19


Romance del Nacimiento
Ya que era llegado el tiempo
en que de nacer había,
así como desposado
de su tálamo salía,

abrazado con su esposa,
que en sus brazos la traía,
al cual la graciosa Madre
en su pesebre ponía,

entre unos animales
que a la sazón allí había,
los hombres decían cantares,
los ángeles melodía,

festejando el desposorio
que entre tales dos había,
pero Dios en el pesebre
allí lloraba y gemía,

que eran joyas que la esposa
al desposorio traía,
y la Madre estaba en pasmo
de que tal trueque veía:

el llanto del hombre en Dios,
y en el hombre la alegría,
lo cual del uno y del otro
tan ajeno ser solía.

San Juan de la Cruz

12.12.11

¡El camino del Reino!

Lo que uno retiene sólo para sí
es lo que se corrompe dentro de nosotros
como agua encharcada.

Lo que uno deja pasar hacia los otros
es lo que lava nuestra intimidad
como agua que corre.

Todo lo retenido se deteriora hasta desintegrarse,
y el propio corazón se convierte en carcelero.
Todo lo regalado crece sin fin con vida propia,
y nuestro corazón se convierte en creador.

Guardarse enteramente uno mismo
es la única manera de perderse eternamente
en la esterilidad de la muerte.
Perderse enteramente uno mismo
es la única manera de ganarse eternamente
en el Reino de la vida

BENJAMÍN GONZÁLEZ BUELTA

11.12.11

¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?



ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

Virgen María de Guadalupe,
Madre del verdadero Dios por quien se vive.

En San Juan Diego, el más pequeño de tus hijos,
Tú dices hoy a los pueblos de América Latina:
‘¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?
¿No estás bajo mi sombra?
¿No estás por ventura en mi regazo?’

Por eso nosotros con profundo agradecimiento
reconocemos a través de los siglos
todas las muestras de tu amor maternal,
tu constante auxilio, compasión y defensa
de los moradores de nuestras tierras,
de los pobres y sencillos de corazón.

Con esta certeza filial,
acudimos a ti, para pedirte,
que así como ayer vuelvas a darnos a tu Divino Hijo,
porque sólo en el encuentro con Él
se renueva la existencia personal
y se abre el camino para la edificación de una
sociedad justa y fraterna.

A ti, ‘Misionera Celeste del Nuevo Mundo’,
que eres el rostro mestizo de América
y luminosamente manifiestas su identidad, unidad y originalidad,
confiamos el destino de nuestros Pueblos.

A ti, Pedagoga del Evangelio de Cristo,
Estrella de la Nueva Evangelización,
consagramos la labor misionera
del Pueblo de Dios peregrino en América Latina.

¡Oh Dulce Señora!,
¡Oh Madre Nuestra!,
¡Oh siempre Virgen María!
¡Tu presencia nos hace hermanos!

Acoge con amor esta súplica de tus hijos
y bendice esta amada tierra tuya
con los dones de la reconciliación y la paz.

Amén.

10.12.11

«¿Qué dices de ti mismo?» Jn 1,22

¿QUÉ ERES?
Dice una fábula persa:
Un día un caminante halló un trozo de barro tan aromático que su perfume llenaba toda la casa.
- «¿Qué eres tú?», le preguntó el caminante. «¿Eres alguna gema de Samarcanda o algún extraño nardo disfrazado, o alguna otra mercancía preciosa?».
- «No. No soy más que un trozo de barro».
- «Entonces, ¿cómo tienes este aroma maravilloso?».
- «Amigo, te voy a revelar un secreto: He estado viviendo junto a una rosa».

¡Busca!


EN ÉXODO

La vida sobre ruedas o a caballo,
yendo y viniendo de misión cumplida,
árbol entre los árboles me callo,
y oigo cómo se acerca Tu venida.
Cuanto menos Te encuentro, más Te hallo,
libres los dos de nombre y de medida.
Dueño del miedo que Te doy vasallo,
vivo de la esperanza de Tu vida.
Al acecho del reino diferente,
voy amando las cosas y la gente,
ciudadano de todo
y extranjero.
Y me llama Tu paz como un abismo,
mientras cruzo las sombras, guerrillero
del mundo, de la Iglesia
y de mí mismo.
PEDRO CASALDÁLIGA

8.12.11

¡Hágase!

QUE SE DUERME MI NIÑO
La Niña a quien dijo el Ángel
que estaba de gracia llena,
cuando de ser de Dios madre
le trujo tan altas nuevas,
ya le mira en un pesebre,
llorando lágrimas tiernas,
que obligándose a ser hombre,
también se obliga a sus penas.
¿Qué tenéis, dulce Jesús?,
le dice la Niña bella;
¿tan presto sentís mis ojos
el dolor de mi pobreza?
Yo no tengo otros palacios
en que recibiros pueda,
sino mis brazos y pechos,
que os regalan y sustentan.
No puedo más, amor mío,
porque si yo más pudiera,
vos sabéis que vuestros cielos
envidiaran mi riqueza.
El niño recién nacido
no mueve la pura lengua,
aunque es la sabiduría
de su eterno Padre inmensa.
Mas revelándole al alma
de la Virgen la respuesta,
cubrió de sueño en sus brazos
blandamente sus estrellas.
Ella entonces desatando
la voz regalada y tierna,
así tuvo a su armonía
la de los cielos suspensa.
Pues andáis en las palmas,
Ángeles santos,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
Palmas de Belén
que mueven airados
los furiosos vientos
que suenan tanto.
No le hagáis ruido,
corred más paso,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
El niño divino,
que está cansado
de llorar en la tierra
por su descanso,
sosegar quiere un poco
del tierno llanto,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
Rigurosos yelos
le están cercando,
ya veis que no tengo
con qué guardarlo.
Ángeles divinos
que vais volando,
que se duerme mi niño,
tened los ramos
LOPE DE VEGA

5.12.11

«No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños» Mt 18,14

«Consolad, consolad a mi pueblo -dice vuestro Dios

Hablad al corazón del hombre, gritad que se ha cumplido su sentencia y está pagado su crimen»

LOS MISERABLES

-Jean Valjean, hermano mío, ya no le perteneces al mal...
te he recatado del miedo y del odio.
Y ahora te devuelvo a Dios

4.12.11

«Él vendrá y os salvará» Is 35,4

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS

La Gracia que me ha sido otorgada entre en él y por ella sea curado
¡Sálvalo!
. Esta misión te ha sido encomendada a ti...
Y si tú no encuentras la salvación nadie lo hará.


3.12.11

¡Ponte en camino!

Ruta

La encontré en mi bolsillo / era una ruta
no sabía hasta dónde me llevaba
pero igual la seguí en un merodeo
con todas mis nostalgias en la mano

era un atlas del alma / la conciencia
de lo que cometí y lo que me espera
en el suelo vi huellas que eran propias
así que era una senda ya corrida

el piélago de antes ya no estaba
todo era más fuerte más seguro
de pronto me encontré con la ribera
de ese río que siempre fue mi anhelo

sólo entonces me aconsejé a mí mismo
en el bolsillo volví a poner la ruta
y allí quedó esperando
otro mañana
Mario Benedetti (Biografía para encontrarme)