"En su última Carta, la Santa escribe estas sencillas palabras sobre la imagen que representa Jesús Niño en la Hostia consagrada: “¡No puedo temer a un Dios que por mí se ha hecho tan pequeño! (…) ¡Yo lo amo! ¡De hecho, Él no es más que Amor y Misericordia!”(LT 266)."